lunes, 4 de noviembre de 2013

Modernidad líquida

Cuando Zygmunt Bauman habla de la “modernidad líquida” se refiere a los acelerados cambios socioculturales producidos por las nuevas tecnologías.

Cambios enfocados al cambio constante en el que vivimos. Los jóvenes de hoy no se preocupan como los de la pasada generación en conseguir un trabajo fijo, quieren mantener todas las puertas abiertas para no perderse ninguna oportunidad. Quieren vivir experiencias.

No saben exactamente lo que quieren ser, pero sí saben lo que no quieren ser. Esperan una vida llena de cambios.

En su escrito “Los retos de la educación en la modernidad líquida” Bauman explica que la educación se ve como un producto, no como un fin, no como un proceso. Como un conocimiento de usar y tirar.
Explica que también en estos tiempos todos, no solo los jóvenes sufrimos el “síndrome de la impaciencia” esperar se ha convertido en algo impensable. Cuando la posición de las personas en la escala social se mide por el tiempo que debe esperar entre desear una cosa y poder tenerla todo el mundo busca agilizar esta espera.

Se configuran redes móviles 4G para ir aún a mayor velocidad, 50 Megas ya no son suficientes, comida rápida por todas partes, ascensores en vez de escaleras.


El uso constante de electrodomésticos o aparatos electrónicos para tenerlo todo más fácil y más rápido hace que valoremos ese esfuerzo de hacerlo con nuestras propias manos como algo desmedido.

Así aumenta de valor la idea de que el conocimiento se tiene que ajustar al uso instantáneo, como todo. Los conocimientos se conciben para usarlos una sola vez. El conocimiento se está mercantilizando. Vivimos en un mundo sobresaturado de información, donde el papel de la educación ya no es enseñar, es enseñar a elegir la información válida entre toda esa disponible, y saber qué conocimientos nos serán útiles para aprender a vivir en este mundo de cambio constante.


¿La solución será aprender a esperar o es esto lo que nos hace evolucionar?
Pues, me pregunto qué sentido tiene ser tan impaciente con cosas sin importancia cuando perdemos el tiempo en vez de invertirlo. Si en vez de ver el hecho de subir por las escaleras, prepararse una taza de te o caminar en vez de coger el coche, como algo que nos quita tiempo lo viéramos como un descanso de nuestras ajetreadas vidas iríamos más relajados.

¿Nunca habéis pensado lo estresados que estáis y a la hora de ponerse a trabajar perdéis el tiempo actualizando las redes sociales?

La conclusión a que he llegado es que es imposible que internet no sea moderno ni líquido pero no por eso debemos convertir nuestras vidas. 


Todo en su justa medida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario